—Tengo pensado hacer varios peces de colores en un dibujo para dárselo a Papá esta noche. Seguro que le encantan.

—Luego me lo cuentas, cariño; ahora no es el momento…
—Es que me salen muy bien los peces de colores…
—Ya lo sé, cariño. Pero estate callada, por favor.
—¡He dicho que a callar todo el mundo! ¿O acaso alguien quiere hacerse el héroe?
—¡Mi papá sí que es un héroe! —dijo la niña, levantándose.
El atracador disparó sin preguntar. No sé si su padre era un héroe, pero el nuestro sí que lo era y se puso en medio del disparo.
Desde entonces, aquella niña siempre deja flores en la tumba de Papá.
Imagen: «Bank Robbery in progress» de Henry Burrows