Le pido que haga todo lo posible por mantener con vida a mi marido un poco más. Arrodillada frente a la cama y oyendo sus penúltimos estertores, sólo ruego a Dios por un poco más de tiempo.

Necesito que firme ese papel antes de morir. Lourdes lo traerá en cualquier momento y entonces podrá firmarlo.
Ojalá pudiera hacerlo yo. Pero tiene que ser el padre de Lourdes quien lo haga. La ley es clara. Al fin y al cabo, yo no soy su madre.
“Por favor, Señor, haz que Lourdes llegue pronto del cole y su padre le pueda firmar la autorización para ir al zoo.”
Suficiente ha sufrido ya la niña.
Imagen: «Antic dormitori tirolès» de Dani Sardà i Lizaran