
—Temblamos cada vez que suena el teléfono. Es cierto que son ya muchos años en esto, pero cada llamada es un mundo. Y por lo general funciona; el interlocutor se tranquiliza y espera a que alguien vaya a atenderle en persona. Pero no siempre es así. Hace dos semanas, por ejemplo, una chica de veinte años llamó media hora después de haberse tomado los somníferos y no nos dio tiempo a llegar y salvarla. Y cuando eso ocurre, te quieres morir.
—Eso es muy triste, Pilar. Pero, ¿por qué nos has llamado? ¿Cuál es tu problema?
—Mi problema es mi trabajo.
Imagen: «TELEPHONE» de PLENTY.R