No era el mar pero se le parecía cuando lo veía desde la ventana del baño.
El Mar de la Tranquilidad. Allí era donde tenía que llegar en un par de semanas. Y donde se iba a convertir en la primera mujer que pisaba la Luna.

O eso creía hasta hacía un par de días, cuando su reloj falló.
¡Cómo había podido ser tan torpe! No tomar precauciones, con lo que tenía a la vuelta de la esquina. Ahora su vida estaba pendiente de un Predictor.
Pero al ver el color que indicaba su estado, entendió que su vida comenzaba allí.
A la Luna podía partirla un rayo.
Image: «Full Moon» de Ulrich Peters