Lo primero, dejar claro que me gustan tanto los musicales como los biopics. Y que siempre he sido mucho, muchísimo, más fan de Queen que de Elton John. Mientras los primeros me parecen uno de los grupos más arriesgados, versátiles y virtuosos de la historia, al bueno de Elton John no le tenía demasiado fichado y me parecía un honesto artista de segundo nivel histórico. Aunque hubiera hecho, junto a Bernie Taupin, una de las canciones más hermosas de la historia; “Your Song”, en la que me detendré más adelante.
Por otra parte, fui de los pocos que no sucumbí a los encantos de Bohemian Rhapsody (2018), dirigida por Bryan Singer. Es por ello por lo que, cuando vi que se preparaba una nueva película sobre Elton John, con parecidas productoras y equipos, me puse a temblar. No tenía, en principio, la más mínima intención de verla. Hasta que una tarde de sábado, mi mujer y yo, presas del aburrimiento y reticentes pese a haber oído buenas críticas, nos pusimos Rocketman (2019).
Y hubo magia. Desde el mismo inicio, con Elton entrando a una reunión de Alcohólicos Anónimos ataviado con uno de sus imposibles disfraces, hasta que al final se pone a cantar uno de sus clásicos —“I’m Still Standing”— nos vimos desbordados por una avalancha de canciones y buen hacer cinematográfico.
No es que Bohemian Rhapsody fuera una mala película. No lo es, o no mucho. Es bastante convencional y la primera parte es algo aburrida, y se le ve la comercialidad a la legua. Pero la segunda parte y el final están razonablemente bien, cuando vemos al Mercury más humano, y deja un poso más bien agradable tras verla. Por cierto, a posteriori me entere de que el final había sido dirigido por Dexter Fletcher tras el despido de Singer. Y, ¡sorpresa!, es Fletcher quien dirige Rocketman.
Bohemian Rhapsody es una película aceptable. Pero Rocketman juega en otra liga.
Y lo hace porque son dos conceptos de película totalmente distintos, uno más arriesgado que el otro. Mientras que la primera no deja de ser un biopic convencional que cuenta la ascensión, caída y resurgimiento de Freddie Mercury intercalando alguna actuación de Queen, la segunda toma una decisión mucho más arriesgada. Te cuenta la misma ascensión, descenso y salida de los infiernos de Elton John —lo malo de estos filmes, ya te los sabes— haciendo un musical. No es una peli con canciones, es un musical. Te va contando la vida del pianista británico intercalando las propias canciones del músico.
Y siempre, siempre, con un propósito narrativo. Los temas de Elton te cuentan partes de la historia. No están de relleno. Como en la maravillosa escena en la que Elton canta, por primera vez, “Your Song”. En esta escena —vean abajo— hay más cine que todo Bohemian, y casi en toda la filmografía de Bryan Singer. Hay muchísima belleza en cómo Elton John descubre el regalo que le ha hecho Bernie Taupin con la mítica letra. Se miran, y Elton entiende que Bernie le ha dado “Su canción”. Y esos tres minutos te hacen entender la especial relación y gran parte de la historia de esta pareja de compositores.
Admiren, es puro cine:
Por otra parte, el hecho de que Rocketman sea una interpretación de la vida del magnífico pianista contada en base a sus canciones le da una libertad que Bohemian Rhapsody no tenía. Las canciones no tienen por qué ser precisas, ni cantadas de la misma forma. Esto es; las puede cantar el actor protagonista. Y aquí es donde Taron Egerton se luce como trasunto de Elton John. Y donde flaqueaba Rami Malek haciendo de Mercury.
Y es que no es cuestión de ponerle dientes, sino sentimiento.
Y en Rocketman hay mucho sentimiento. Mucho cine. Porque, mientras Bohemian Rhapsody estaba pensada para sacarle los cuartos a los fans de Queen —lo cual es loable—, Rocketman está hecha para los que nos gusta el cine.
En resumen, que llevo un mes si ponerme a oír Queen y, en cambio, me he hecho una playlist de Elton John.
Música: YouTube
Imagen: Wikipedia
¡Ole ole y ole!
No sé si me gusta más la peli o la crítica… ♥️
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