Esta madrugada se entregan los Oscar de Hollywood. Y, antes de entrar al debate, hay que advertir una cosa: que este debate es totalmente estéril. Como con cualquier premio subjetivo.
Con el añadido de que los Oscar son una fiesta de cineastas hecha por y para ellos mismos. No se trata de unos premios que el público de a pie entregue, con sus votos, a los cineastas. Es una industria premiándose a sí misma y que por lo tanto nunca se equivoca. Hacen lo que creen mejor para ellos. Si un año le toca ganar a una película sobre el holocausto, lo hará. Si en otra edición hay que levantar la moral al país con un film buenrrollista, así sea.
Así que partimos de la basa de que los Oscar juegan con las cartas marcadas de antemano. Casi siempre hay una favorita que reúne más características premiables que las demás. Pero, que me aspen si sé cuál es la que este año cumple estos requisitos. Porque, si tuviera que resumir este año de cine —al menos de las nominadas que he visto— es con la frase “mucho ruido y pocas nueces”.
Y es que, si uno ve la nómina de candidatos, podría parecer que ha sido un año de cine legendario. Una de mafiosos de Scorsese con De Niro, Pacino y Pesci. Una de Tarantino con DiCaprio y Brad Pitt sin camiseta subido a un tejado. Una de guerra de Sam Mendes en plano secuencia. Una reinvención de las películas de superhéroes con Joaquin Phoenix haciendo de sí mismo. Una relectura de un clásico literario como Mujercitas. Y, para completar, la peli extranjera de prestigio —Parásitos— y un drama indie con Scarlett Johansson. Parecería un resumen de las ceremonias de los últimos veinte años. Un All-Star de los Oscar.
Pero, en la opinión de este humilde sentador de cátedras, estamos lejos de eso.
Y, ojo, que el año de cine ha sido bueno. Porque, gane quien gane de las cuatro favoritas, no será un ganador como fueron La forma del agua, hace dos años, o Una mente maravillosa, hace ¡casi veinte años! Será una digna ganadora del mejor premio, aunque en algunos casos más que otros.
Las cuatro favoritas son, en orden de nominaciones: Joker, El Irlandés, 1917 y Érase una vez en…Hollywood. Que son, curiosamente, las que he visto y por lo tanto me siento autorizado a hablar de ellas.
Joker, de Todd Phillips, es con toda probabilidad la película del año. Lo cual no quiere decir que sea la mejor, pero sí la que pueda ser más recordada dentro de quince o veinte años. Es la que ha roto más moldes, la que ha creado más polémica, y tiene evidentes virtudes. La actuación de Phoenix es excepcional, aun que haga de sí mismo como ya hemos comentado, y la aproximación al universo del cómic desde otro punto de vista está muy lograda. Y es de admirar que cada espectador tenga una opinión distinta sobre qué ha pasado y qué no, y todas sean válidas. Pero es una película que ya estaba hecha hace casi cuatro décadas. Se llamaba Taxi Driver y la hizo uno de sus rivales, Martin Scorsese.
De Scorsese es El Irlandés, de la que tengo que reconocer que me cabrearía su victoria. Me parece uno de los fenómenos más hinchados de la historia del cine. Uno se sienta a ver una película de mafiosos con De Niro, Pacino y Pesci con toda su ilusión de rememorar sus clásicos como Casino o Uno de los nuestros, y se encuentra con muchos tíos hablando de política durante tres horas y media. Y, al contrario que muchos de sus detractores, no creo que sea una mala película. Es casi peor; se trata una película intrascendente. Te deja frío, como si hubieras visto un partido entre el Getafe y el Valladolid de la jornada 16 de liga en el que han empatado a uno. Y, repito, dura TRES HORAS Y MEDIA. Después de ese metraje, salir como si no hubiera pasado nada es el peor de los pecados.
Con 1917 me pasó justo lo contrario. Salí del cine cansado. En mi opinión, es la mejor película de las cuatro, y no hay duda que montar una película de guerra en plano secuencia tiene un mérito enorme. Pero uno acaba la película muuuuyyyyyy cansado. Tanto físicamente, pues vive las experiencias del soldado en primera persona, como mentalmente, pues por su propio concepto se te acaba haciendo muy larga. Hay ratos en los que la acción no avanza, quieres que pase lo siguiente o que ya se acabe. Pero, insisto en que me parece la mejor de las cuatro. Y la escena clave de la película, la del avión, es espectacular.
Y por último, Érase una vez en…Hollywood. La que honestamente creo que va a ganar esta noche. Porque es la que reúne más cualidades de Oscar. Una película sobre el cine hecha por Tarantino. Siendo la penúltima película —en principio— que va a rodar y sin haberse llevado Mejor Película ni Director todavía. Nadie le puede asegurar a la academia que la siguiente y última no vaya a ser una mierda, y dejar a Tarantino sin un Oscar estaría feo. Aunque ya lo hicieron con Kubrick y se quedaron tan anchos. Pero sí que creo que se trataría de una digna ganadora del premio; aunque el principio me aburriera, en cada sorbida de mocos de un DiCaprio resacoso hay más cine que en todas las caras digitales de De Niro.
En fin, que como con cada predicción que hago —ya sea en futbol, política o cine—, supongo que este artículo se acabará volviendo contra mí y mis enemigos lo airearan cuando me presente a cualquier cargo público.
Que Wilder reparta suerte.
Imagen:»Oscar» de Vasse Nicolas Antoine
¡Ole!
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Con respecto al Irlandés, estoy de acuerdo, que pestiño.
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