Papá ya tenía su nuevo juguete; se lo habían traído ayer de Italia. Aquel deportivo rojo iba a generar muchos suspiros de admiración entre sus amigos del club, y seguro que todo el mundo le miraría cuando lo paseara por el Puerto.
Pero, por muy rápido que fuera o por muchos kilómetros que pudiera recorrer con ese bólido, nunca podría alcanzar a Mamá.
Imagen: «Red Light District» de Lieven Van Melckebeke