—La muerte se ha olvidado de nosotros. Por fin.
Amina siempre decía frases rimbombantes como esa. Pero ese día tenía mucho sentido hablar así. Porque, tras muchas semanas de viaje por mar, tanto ella como su marido y su hijo habían tenido la infinita suerte de llegar a una playa. Allí fueron recibidos por jóvenes que les dieron agua y comida y que, para su sorpresa, les intentaban disuadir de continuar su viaje.
Les advertían de que más allá de las montañas no estaba la Tierra Prometida.
Que, aunque pareciera mentira, la muerte quedaría más lejos en aquella vergüenza de campamento que si intentaban cruzar las vallas.
Imagen:»Goat Island Purakaunui (Mapoutahi Pa)» de Alistair Paterson