Salen sigilosamente de las habitaciones de sus hijos, como cada cinco de enero, sin faltar nunca a su cita. De esta forma perpetúan la tradición familiar, que obliga a que una vez al año Melchor, su hermano Gaspar y el cuñado Baltasar dejen a sus respectivos primogénitos, mientras duermen, un pequeño trozo de oro, un tarro de incienso y una cajita de mirra.
Sin embargo este año, durante la cena de celebración de la llegada del invierno, vieron una estrella fugaz surcando el cielo.
Y se vieron forzados a seguirla.
Imagen: «Los 3 Reyes Magos» de Jacinta LLuch Valero