El masajista no tardó en reconocer aquel lunar bajo la nuca como el mismo que besó al descubrirlo en la oscura espalda de Clara.
Aquel lunar le recordó la vida que pasaron juntos, las tardes enteras que Clara pasaba tumbada al sol en la playa.
Aquel lunar le recordó cómo Clara siempre recibía sus masajes como un preludio a sus noches eternas.
Aquel lunar le hizo pensar en la Clara del pasado, tan lejos y tan cerca ahora en su memoria.
Aquel lunar le recordó que había sido el primero de muchos sobre la oscura espalda de Clara.
—Debería ir a un médico a que le viera eso. Más vale prevenir que curar.
Imagen: «Tu espalda» de Marcos Fernández